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  • Fernada Perry

ARQUITECTURA SOSTENIBLE Y PARTICIPATIVA, ¿BOOM DEL SIGLO XXI O SABERES OLVIDADOS?


Nombre del Proyecto Cenfotec Lounge Diseño Arquitectónico: Entre Nos Atelier (CRC) https://www.entrenosatelier.net/

Nombre del Proyecto Cenfotec Lounge

Diseño Arquitectónico: Entre Nos Atelier (CRC)



La arquitectura concebida como la disciplina encargada del estudio y creación de espacios para habitar, siempre soportada en sus pilares firmitas, utilitas, venustas (Vitrubio), ha correspondido en el devenir de la humanidad como uno de los elementos y actividades de mayor importancia en lo que a evolución y desarrollo humano respecta, en cuanto la habitabilidad ya sea en los periodos nómadas o sedentarios de la civilización, ha sido un factor esencial para el desarrollo y desenvolvimiento de los seres humanos con su medio.

A partir de la formulación de objetos habitables y su consecuente articulación con tantos otros que desempeñan una función específica en el conjunto, se da pie al inicio de aldeas, comarcas, vecindarios, poblados, ciudades, etc.; en los que el individuo desarrolla su vida y el ejercicio propio del habitar en comunidad, esta dinámica, en un principio inconsciente y posteriormente fundamentada en el arraigo socio cultural, económico e incluso espiritual de los humanos daría pie al ejercicio y estudio de la conformación de ciudades, que solo hasta finales del siglo XIX se consolidaría como una disciplina enriquecida mayormente por el aporte de la arquitectura en estos poblados.


Desde entonces y durante toda la evolución de la humanidad, arquitectura y urbanismo han sido gestores del hábitat colectivo de la civilización, sin embargo, en su afanoso oficio de ofrecer espacios de vivienda, servicios y otros tantos necesarios para la vida en comunidad y la producción de bienes, servicios y recursos que representan poder adquisitivo como valores de la industrialización, la producción de hábitat ha incurrido de forma paradójica en el desconocimiento del medio natural, la ecología y por tanto la destrucción de recursos naturales esenciales para la vida.


A la par de esta coyuntura y junto con la formalización de las disciplinas, profesiones y academia que les representa, se evidencia un distanciamiento del arquitecto con sus pares, los ciudadanos, los seres humanos, de modo que junto con su producción intelectual y la materialización de sus obras, sumerge a la arquitectura en un ámbito estrictamente especializado, tecnológico e incluso excluyente, con el cual asume la posición de determinar cómo y quién debe habitar los espacios y ciudades, así como quienes deben planificarlas, diseñarlas y construirlas, aspecto que indiscutiblemente y durante décadas ha incurrido en modelos de vivienda y urbes que distan de las realidades de aquellos que las habitan.


Como respuesta a esta disyuntiva, se han buscado estrategias que en la arquitectura respondan al respeto por el medio ambiente y al reconocimiento de las necesidades, saberes, tradiciones y conceptos de aquellos individuos que finalmente habitarán los objetos arquitectónicos y las ciudades. Para ello se han determinado los términos de desarrollo sostenible y participación social como instrumentos de una nueva agenda para el hábitat mundial y aun cuando ronda la segunda década del siglo XXI y estos se presentan como una novedad, resulta importante entender su trascendencia, origen y aplicación desde décadas anteriores.


Al respecto resulta importante hacer referencia a la comisión de Bruntland (1987), que no obstante los principios de la arquitectura vernácula y tradicional, así como los principios filosóficos y teóricos de Haeckel y Darwin del denominado equilibrio ecológico, clama por la determinación global delos principios de un desarrollo de la humanidad, aquel que comprende la industria, trabajo, construcción de ciudades y producción de recursos, con un enfoque especifico en la protección del medio ambiente y la preservación de recursos para las generaciones venideras, consistente en la mejoría de la calidad de vida urbana y rural, con una afectación mínima e incluso preservación del componente ecosistémico de la tierra.


Posteriormente se convocaron una serie de comisiones memorandos y eventos que dan como resultado a las Agendas 21 para el desarrollo sostenible, el protocolo de Kyoto entre otros, como una serie de iniciativas y parámetros políticos, que aunque de libre adopción, optan por la transformación de los rigores políticos y económicos de las naciones en lo que a desarrollo sostenible respecta. Sin embargo, en una revisión a fondo, estos aspectos corresponderían a principios sociológicos, filosóficos, ecológicos, antropológicos e incluso arquitectónicos que datan de fechas anteriores a la comisión Bruntland.


Es de esta forma que resulta valido cuestionar los principios de estos manifiestos, aun cuando desde épocas inmemorables la humanidad y las disciplinas que corresponden al hábitat, política, ambiente y sociedad han previsto métodos y estrategias para una calidad de vida óptima que no intervenga de forma negativa con la calidad medio ambiental.

Nombre del Proyecto: La montaña de Copenhague (2007)

Arquitecto: Bjarke Ingels


No por ello, deben pasarse por alto las iniciativas y aportes documentados, efectuados por diferentes figuras de la arquitectura desde la década de los 50´s, valores que se constituyen hoy en día como referentes de las buenas prácticas de una arquitectura y urbanismo sostenibles, por ello procesos constructivos, de planificación, interacción participativa y diseño, de Shigeru Ban con su ONG VAN, Herzog y De Meuron con sus evidentes preocupaciones constructivas frente a la eficiencia energética, Anne Heringer con planteamientos de arquitectura social y sostenible, entre otros, han contribuido como pioneros a los principios de las soluciones tecnológicas bioclimáticas, políticas y arquitectónicas de un movimiento arquitectónico consciente del medio ambiente, que ha apoyado la formulación de los tratados mencionados anteriormente y ha conducido a soluciones significativas como el Ecobarrio de Vikki e incluso tendencias como la sostenibilidad hedonista de Bjarke Ingels, reconocido como una de las figuras más representativas de la arquitectura contemporánea.



Escuela METI, Bangladesh

Arquitectos: Anna Heringer, Eike Roswag



Todos estos representantes de la arquitectura guardan un vínculo común, la protección medioambiental y la solución proyectual incluyente, lo que no es algo distinto a la participación colectiva de usuarios y proyectistas en la búsqueda de un fin óptimo y a la medida de sus necesidades, práctica que se enmarca en los principios de sostenibilidad de Bruntland, de modo que se loga la integración y participación de la comunidad en el desarrollo de su entorno y hábitat.


De acuerdo con este principio, es amplio el número de firmas, talleres y colectivos que han optado por realizar esta interacción desde la arquitectura y el urbanismo, siendo el centro de su proceder la integración con el usuario, la aplicación de sus saberes y habilidades y la construcción de proyectos de forma conjunta en un marco holístico de especialistas y habitantes.

En este sentido han surgido diversas colectividades enfocadas en el ámbito de la concepción de proyectos a partir del sentir de la comunidad, la atención de sus necesidades más latentes y la participación de las mismas en las fases de planeación, diseño y construcción basados en los principios de Cedric Price y la arquitectura para la transformación, como una premisa del mejoramiento de la calidad de vida y satisfacción humana a partir de la arquitectura y en los escenarios más vulnerables.

Potteries Thinkbelt por Cedric Price

De acuerdo con estas iniciativas, a lo largo y ancho del globo se han gestado colectivos interdisciplinares enfocados en este tipo de prácticas en gestión y construcción de hábitat, muchos de estos enfocados en poblaciones en riesgo ya sea para atender soluciones de emergencia o espacios colaborativos, como aspecto común implementan soluciones constructivas y de materialidades apoyadas en arquitectura vernácula e incluso prácticas tradicionales, elementos que cohesionan al equipo profesional con la comunidad y aportan estas prácticas en términos de sostenibilidad.


Al respecto, se han conformado y aplicado soluciones de diversos colectivos como LAB PRO LAB, Arquitectura Expandida, Colectivo Juligon, Entrenos atelier, Elemental, Habitat for Humanity, entre otros, algunos con una función y materialización de proyectos loable y efectiva, entre tanto algunos otros inmersos en estrategias de marketing en las que la producción arquitectónica corresponde a soluciones convencionales con algún plus que les maquilla como participativas, en un esquema similar al Green washing, como maniobra que presenta soluciones aparentemente sostenibles en desarrollos que a todas luces no lo son.


Es por ello que resulta oportuno establecer una diferenciación critica entre la sostenibilidad y cohesión social alrededor de la arquitectura y desarrollo urbano, como una práctica lógica, elemental, esencial y propia de la disciplina; y las estrategias de mercadeo y demagogia empleadas tanto en el sector público como por reconocidas firmas de arquitectura y sus proveedores en el afán de dar cumplimiento a las resoluciones del compendio de congresos y tratados mundiales para el desarrollo sostenible, políticas públicas, rigores empresariales de compromiso y responsabilidad social e incluso publicidad.


Para estos efectos resulta determinante la academia y que a partir de ella se convoquen planteamientos de formación como los efectuados por la AA (Architectural Association) de Londres, en los que se introdujo a la formación en arquitectura el principio de la participación colaborativa, de alguna forma, esta concentración educativa logró la formación de reconocidas figuras de la arquitectura e incluso Pritzkers como Rem Koolhaas, Bernard Tschumi y Zaha Hadid, que con su par en Latinoamérica Alejandro Aravena, han logrado obras representativas de la arquitectura colaborativa.



Villa Verde 2013, Elemental

Arquitecto: Alejandro Aravena


Por lo tanto, el ejercicio de la creación de hábitat y ciudades no debe alejarse de los principios establecidos por orden lógico y esencial desde la creación de disciplinas como arquitectura y urbanismo en los que la sostenibilidad y el trabajo mancomunado con el usuario y la comunidad han sido un eje central y estructurante, desde este punto el devenir profesional debe contemplar siempre un componente medio ambiental y social pese, de esta forma se podrán superar paradigmas negativos en los que el arquitecto ha posado como un ser autónomo que define los criterios de vida de sus usuarios y eventualmente resulte matizando su obra para presentarla como social o sostenible.


Los colectivos deben conformarse como una organización interdisciplinar que responda a las necesidades y realidades de las sociedades, se alejen del concepto de la concepción de grandes obras maestras para su auto publicidad y aporten en términos de la sostenibilidad medio ambiental y a la integración social, como un principio elemental de la arquitectura, esto marcara la diferencia en las ciudades y profesionales del mañana.





Fuentes de Consulta

MONTANER J. (2015). De la crítica radical a los colectivos: Arquitecturas de la Informalidad, en: Montaner. (2015). La condición contemporánea de la arquitectura. Gustavo Gili. España

MONTANER J. (2015). Arquitecturas Medioambientales, en: Montaner. (2015). La condición contemporánea de la arquitectura. Gustavo Gili. España


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